X. Cuatro poemas, una costumbre
Al igual que el de la entrada "Sin comentarios", los siguientes cuatro poemas también fueron escritos a los 16 años e inspirados por el mismo chico, e ilustran una de mis antiguas malas costumbres más arraigadas: la de enamorarme de hombres emocionalmente ambiguos y no disponibles.
INVIERNO
Lluvia afuera y adentro
En tu cielo y en el mío
Tu sol quedó en su bolsillo
y tú te quedas con el mío
Ella capturó tu sueño
Ella te dejó al vacío
Tú, tornado en mi invierno
El silencio traga mi aullido
Y llanto, lluvia y grito...
todo sepultado en mi pecho
para que creas que sobrevivo
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SIN TÍTULO
Pared transparente
Me ahoga lo que encierra
Líquido maldito que te envenena
Me bebo tu mirada
con su imagen impresa
y con ese amargo sabor a tristeza
El antifaz en su rostro
su rostro en tus adentros
tus adentros sangrando
y me trago sus reflejos
Me trago mis lágrimas,
bebida tan amarga
Ella tras su antifaz
permanece tan ciega
Y ese brebaje entero
me pasa en la garganta...
Mi sonrisa lo sella.
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LA BURBUJA
Es una burbuja maldita
La membrana hecha de nada
pero encierra tan bien al todo,
que todo parece inexistente
(Adentro todo lo que nos liga
Afuera la indiferencia hiriente
Cómo quisiera reventarla
Cómo quisiera tenerte)
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Miradas envueltas en paños
Pensamientos gemelos ocultos
Veo en el negro total
Intuyo sonidos que no oigo
Germina en la sangre el secreto
Lo oigo bajo tu pecho
Lo oyes en mis adentros
Oímos en el silencio
y deja de ser secreto
Se convierte en confesión
absorbida por el miedo
Pero la puerta se entreabrió
En tus iris, en los míos
Cierra los ojos, estoy desnuda
Estás desnudo tras esa puerta
Pongámonos la venda
de hilos de indiferencia
El monstruo crece, me aterra
Prefiero la ceguera
Prefiero la sordera
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